La evolución social está ligada a diversos factores históricamente reconocidos, como la economía, la cultura, el desarrollo de infraestructuras, etc. Pero hay algo cuya evolución ha sufrido cambios muy acelerados desde el siglo XX, la transmisión de la información.
La comunicación y el intercambio de conocimientos se han visto positivamente alterados por el desarrollo de las nuevas tecnologías. Esto ha permitido que la información viaje con más facilidad estableciendo un nuevo marco social.
Este nuevo entorno informativo es acogido por la sociedad como una posibilidad de acceder a un mayor número de ideas y conceptos. Curiosamente coincide con el desarrollo de los sistemas democráticos modernos.
La tecnología desarrollada en torno a lo que conocemos como Internet, ha modificado los patrones de conducta en las relaciones sociales. Surge un nuevo lenguaje, nuevos sistemas de comunicación, nuevas necesidades tecnológicas y nuevas posibilidades educativas.
Ese desarrollo se produce en multitud de aspectos que afectan a la sociedad, hablamos de administraciones, instituciones, economía, cultura, etc. Se produce una globalización tecnológica que universaliza las relaciones internacionales. Los datos adquieren un valor inimaginable y convierten la información en un activo muy poderoso. El control de los datos y de las tecnologías que los transfieren, influyen en los poderes económicos afectando directamente a las posibilidades de desarrollo de las sociedades que conforman el panorama mundial.
Existe una gran diversidad cultural, ideológica, social o económica, que influyen en la manera de entender las nuevas tecnologías y sus aplicaciones en el entorno social. El concepto Big Data se presenta como un enriquecedor de los sistemas de gestión, permitiendo a las administraciones públicas el manejo de la información y, en algunos casos, el control de la ciudadanía.
Otra cuestión la encontramos en la visión de las tecnologías como difusores de cultura y conocimiento. Es aquí donde entramos en la valoración del uso de los sistemas de comunicación y la alfabetización informacional (ALFIN).
El desarrollo tecnológico irrumpe en la sociedad sin tener en cuenta la diversidad mencionada anteriormente, lo que genera variabilidad en la manera de utilizar las nuevas tecnologías. Es fundamental actualizar los sistemas educativos y fomentar una cultura tecnológica responsable.
Es necesario un consenso internacional que equilibre y universalice la sociedad de la información mundial. De esta manera podemos evitar la brecha digital que no es más que el retroceso del desarrollo como consecuencia de la inexistencia de igualdad en la sociedad digital. Entendiendo en todo momento que la información que manejan las tecnologías nos permite establecer un clima de derechos y deberes en cuanto a su utilización.
Debemos preocuparnos de evitar la desigualdad educativa consecuencia de la desigualdad económica y cultural. En el siguiente enlace se ve un interesante análisis sobre la desigualdad digital: Conectados al Sur.
